Parece una tontería, pero hay tazas que me hacen sentir más cuando tomo el té en ellas y creo que eso se debe a la historia que las acompaña... un regalo, un recuerdo, un viaje, un encuentro, pero también creo que es por las sensaciones que me trasmite al cogerla, al acariciarla con los labios, al admirar los dibujos que la decoran, al pensar en el delicado trabajo del artesano, al observar el color que toma el té en ella...
Pero no es ninguna tontería, por ejemplo en Japón esto forma parte de la ceremonia del té. No sólo se escoge el chawan (tazón para preparar el té que sirve a su vez de vaso) favorito, sino que además tienen una parte favorita dentro del propio bol, es la parte que le parece más bonita por una pincelada concreta, por una sombra en el esmaltado, por un roto que tuvo y que ahora transmite personalidad y que ha vivido.
¿Tenéis alguna anécdota con vuestra taza de té que queráis compartir? ¿Cómo sentís vuestro Momento Té? Y si quieres conocer la historia de la taza de té pincha aquí.
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