La Bolsita de Té



Las bolsitas de té nacieron con la idea pragmática de dos mujeres, sin ser conscientes de que ayudarían a potenciar el consumo de té. Las primeras patentes datan a principios de siglo XX, a las americanas Roberta C. Lawson y Mary Molaren de Milwaukee (Wisconsin) se les ocurrió confeccionar unas bolsitas tejidas de algodón con una solapa que hiciera de cierre en sustitución a los filtros de metal para reducir su coste de producción (patente US723287 "Tea-Leaf Holder").

Pero no es hasta 1908 cuando las bolsitas de té tomaron protagonismo, de forma casual, en nuestras vidas de la mano de Thomas Sullivan, un comerciante de té neoyorquino que para dar a conocer su producto decidió enviar pequeñas muestras por correo postal a clientes potenciales. Para que las hojas de té no fueran sueltas en el sobre metió el producto en bolsitas de seda cerradas por un hilo para su posterior apertura y vaciado del contenido en una tetera. Pero algunos clientes, acostumbrados a los filtros tipo bola, pensaron que sería para preparar directamente en la bolsa evitándose el colador de metal.

Los pedidos no tardaron en llegarle a Thomas y éste los preparó como de costumbre (la hoja de té en sacos grandes), pero al poco recibió la queja de sus clientes pues estos lo quería en saquitos para tomas individuales como se entregó la primera vez... y así comenzó la comercialización del té en un nuevo formato.

Sullivan desarrolló y lanzó las bolsitas hasta tal punto que se le consideró el padre de las bolsitas de té. La inicial bolsa de seda se cambió con el tiempo a otro material más barato y resistente pasando por la gasa hasta el papel. Y las hebras de hojas enteras se fueron convirtiendo en polvo para que las bolsas fueran más pequeñas. En los años 20 ya era la forma más extendida y popular de tomar el té en los Estados Unidos y no tardó en usarse en todo el mundo.

Alrededor de los años 30, se empezó a sellar las bolsas de papel mediante calor gracias a William Hermanson (fundador de Technical Papers Corporation of Boston). Y en los años 40 tomó la forma rectangular que conocemos hoy en día.


La llegada de las bolsitas de té han facilitado la preparación del té en restauración, oficinas, eventos, etc. La pena es que la producción de forma industrial haya hecho que la calidad del té que contienen se haya visto afectada, pues suelen usarse los restos que quedan después de que se haya seleccionado el té para su venta a granel en hoja suelta por tiendas especializadas, además implica mayor concentración de teína. Por eso nosotros ofrecemos las bolsas de té vacías para que se puedan rellenar con té de calidad y la cantidad que cada uno desee según sea para una taza pequeña, tazón o tetera.

Otros usos que les puedes dar a las bolsitas, a parte de hacer té, es como reparador de uñas rotasambientador de armarios rellenándo con por ejemplo "Té Negro Masala Chai", para hacer sopas especiadas y así evitar beberte los trozos de jengibre, anís... o también para cocer leche con canela. Frías sirven como tratamiento para quemaduras (si van rellenas de té verde mejor) o rebajar las bolsas de los ojos (rellenas de té negro), para hacer de tu baño un spa y que sea más fácil limpiar... además estarás reusando las hojas de té.

¿Qué otros usos se os ocurre para una bolsita de té?

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