La comercialización del té en hoja suelta como se hace hoy en día se inició en China durante la dinastía Song (960 - 1279 d.C.) cuando se popularizó su consumo y había que llevarlo a lugares más lejanos. Las necesidades de conservación y transporte hicieron que se secaran las hojas para que su sabor quedara intacto a pesar del paso del tiempo y fueron enrolladas para que abultaran menos.
Este proceso consistía en eliminar la humedad con calor, primero al sol, luego al vapor y finalmente con calor seco, como no había reglas la forma de hacer de cada casa de té era diferente y esto dio lugar a una infinidad de variedades de té: verde, negro, rojo, azul, blanco... Con el tiempo se dieron cuenta que también influía en el sabor del té si había otros elementos cerca como flores, frutas, etc. durante su proceso de secado, transporte y almacenaje pues el té es un potente absorbe olores (por eso es importante guardarlo en un envase que cierre muy bien y de material no poroso para la mejor conservación del té).
A partir de entonces había casas de té que se especializaron en los tés mezclados (también conocidos como blends o aromatizados) y fueron inventando nuevas combinaciones con flores ("Té Verde Jazmín", "Té Rojo Pétalos de Rosa",etc.), frutas ("Té Rojo Frutas del Bosque", "Té Negro Piña Colada"), frutos secos, vainilla, canela y otras especias (como el "Té Negro Masala Chai" o el "Té Negro Estrella Fugaz"), hierbabuena y otras hierbas (por ejemplo el "Té Verde Moruno")... Incluso ahumados como el "Té Negro Lapsang Souchong", con arroz tostado como el "Té Verde Genmaicha" o con chocolate como el "Té Rojo Chocolate Delicatessen" (nosotros tenemos más de 100 variedades que puedes consultar en nuestro catálogo online).
Por otro lado, también se experimentó mezclando diferentes tés puros con diferentes matices (según su proceso de elaboración o tierra en la que se ha cultivado) para un buen equilibrio del sabor, cuerpo y color final, ejemplo de ellos son el "English Breakfast" o el "Irish Breakfast". Esta opción suele ser con tés negros o tés de sabores fuertes que es donde más se nota ese balance en las texturas gustativas.
Lo más importante para conseguir creaciones deliciosas es conocer muy bien las variedades y la personalidad de la hoja de té (cómo evoluciona en su viaje por los sentidos, las notas que resuenan en cada gota...), sólo entonces se sabrá con qué mezclar y en qué cantidad. Eso no quita que os animemos a experimentar y mezclar en casa... ¡Mirad que de ingredientes ponemos a vuestra disposición aquí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Tienes algo que comentar o aportar? ¡Compártelo!